La adopción es un acto de responsabilidad con el animal que adoptas y con la sociedad.
Tenemos que ser conscientes que adoptar un animal no es adquirir un bien material con un manual claro de instrucciones del que puedes desprenderte cuando ya no sirve. No son caprichos ni juguetes. Los animales que se encuentran en adopción son seres vivos y sintientes que tienen un pasado, en ocasiones traumático, y necesitan un periodo de adaptación en el nuevo hogar. Algunos de los animales que se encuentran en adopción han sido maltratados, abandonados y puede que estuvieran enfermos o heridos. Cuando una persona ADOPTA un animal se compromete con éste a darle la vida digna y los cuidados que necesita, respetándolo y queriéndolo, teniendo en cuenta su pasado. Ahí se encuentra el mérito de la adopción, adoptar es reconstruir un corazón que alguien rompió.
Todos nuestros animales se entregan previo cuestionario, con contrato de adopción, microchip, vacunas adaptadas a su edad, desparasitados interna y externamente, testados de leucemia e inmunodeficiencia felina en caso de gatos o lehismania en caso de perros. Y esterilizados o con compromiso de esterilización obligatoria en caso de que el animal en el momento de la adopción no lo estuviera por edad o estado de salud que desaconseje la esterilización.
El adoptante debe aportar una donación económica que cubre parte del protocolo veterinario básico. En ningún caso se incrementará esta tasa de adopción con tratamientos adicionales a los que haya tenido que ser sometido el animal puesto que esto dificultaría la adopción a los animales que han tenido que ser hospitalizados o tratados de alguna enfermedad.
Tenemos muchos animales de diferentes edades, razas, colores, caracteres… Pero todos buscan lo mismo: UN HOGAR.